Caos

Escribir como la soledad me consume y se hace cada vez más grande, entender que las explosiones de la vida vienen en personas, que en las noches el retumbar de mi cerebro quiebra mis pensamientos, los desdobla y los hace muy simples, los soluciona, pero en la mañana la solución se ha dispersado y olvidado.
Esa noche en la que me dijo que al haberlo conocido había descubierto un detonante, tenía razón, lo encontré… Le recordó a mi cabeza que las personas son el principal detonante de cada una de estas palabras, que son la exaltación a la que debo llegar para infringir una sensación totalmente técnica dentro de mi cabeza y luego retorcerla y dejar tales términos técnicos y estereotipos que suelen pasar por medio de choques eléctricos en mis neuronas mientras realizan su sinapsis y en su código neuronal logran concebir una idea, la idea más apasionante, la que convierte unos pocos minutos del día en el momento más impactante en mi vida, el mejor momento.
Pero escribía sobre la soledad y como esta parece consumirme, parece idealizar mi cabeza, llevarla en un solo sentido y perderse entre visiones o realidades que no se diferenciar, pero entonces no sé qué pasa entre mi cabeza, no sé qué se interpone entre mí y eso que parece ser una predicción hecha realidad, no sé qué sucede mientras garabateo estas señales, mientras imagino a las personas, mientras intento ver sus rostros en mi cabeza, pero por mi corta memoria dibujo rostros sobre rostros y termino recordando a personas que no he conocido.

Descifrar, destruir, deshacer, desarreglar, desorganizar y más verbos por “des” son los que se me ocurren para realizarle a mi vida, intervenirla como si estuviera en un quirófano y experimentar con ella hasta que sea un caos y luego de un caos sea un hoyo negro en el universo, en esa idea de universo tan fácil de desintegrar…

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