E X I S T I R .

¿Por qué no correr por los campos, intentar ser un transeúnte libre, sin ataduras, con el alma limpia?, ¿por qué no mantener el mundo en un nivel en que nuestro espíritu se haga uno con él?, ¿por qué no entender que simplemente es vida, un instante, un fragmento? Y somos diminutos, tan invisibles que a veces es imposible entender que nuestra existencia suele ser atómica, no vista para nadie, no es nada, no somos nada.

Pero y sabiendo todo esto aún nos atrevemos a sentir, pensar, crear y entender la eternidad que llamamos vida, pero que finalmente no es nada, es tan solo una milésima en el cosmos, algo que no significa nada.

Si morimos, si nos extinguimos ¿habrá caos? Planteemos la teoría de que es así, digamos que somos el equilibrio, el orden, que sin nosotros, pequeñas partículas, la existencia no tendría sentido; entonces por ser así, sería imprescindible rendirnos, sería todo un complique causar semejante atrofio galáctico. Sin embargo, me encantaría que sucediera, que nos rindiéramos, que la esperanza se acabara y que si alguien muriese o matase explotaran miles de estrellas, porque el contrapeso desboronaría todo y entonces en donde está la vía láctea y las demás galaxias terminaría derretido.

Siempre me he preguntado ¿qué nos contiene?, ¿dónde estamos?, a veces creo que somos el tesoro de un ser que no sabe ni lo que tiene, que carga una especie de caja que simplemente es un adorno más dentro de su entorno o vida; o que somos parte de un espíritu, parte de las “fibras” que lo componen.

La existencia misma, eso es lo que diariamente intento entender, la muerte misma, algo que solo comprenderé cuando suceda, pero probablemente en ese preciso instante en el que nuestro corazón y nuestros pensamientos sean inertes, verosímilmente, comprenderemos la dualidad de vida y muerte.

La oscuridad y la incertidumbre hacen en mi cabeza el mismo ritual de una descarga, así, tal cual, como un retrete que se lleva todo.

Y los días son más oscuros y las noches más contundentes y te someten a escucharlas y a pensar con tonos de noche, con sus nubes, estrellas, satélites, lunas, galaxias, seres, vida, orden, caos y perfección; y es allí, en ese preciso momento de pensamientos en el que me logro dar cuenta que cargamos el universo en nuestra mente y a su vez él también lo hace.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CARTA A UN AUSENTE

La vida

JUAN