PUÑADO DE ESTRELLAS
En la mayoría de sucesos, cuando
la vida es tan sólo un puñado de estrellas, es mejor quedarse en el suelo y
contemplarla, que deje de ser, de huir, de volar, porque entonces así las malas
ideas salen a flote y tú, un individuo mortal, explota en medio de las ideas,
de las visiones, alucinaciones que ese puñado de estrellas intenta mostrarte.
Cuando sientes que tienes un
suculento mar frente a tus ojos y tienes el impulso de salir navegando y
empezar a recordar esas vidas, esos puñados de estrellas que no te
pertenecieron y que ya hacen parte del pasado del tiempo luminoso, te llenas de
esas sensaciones que nadie quiere consumir a diario, ni como droga, ni como
somnífero, entonces, entiendes que lo mejor es dejar de tener esos puñados de
estrellas del pasado para que al fin se entienda el significado del presente de
la vida, de tu vida.
Juro lealmente que en estos 22
días me he colmado de sentimientos extrañamente desagradables y por otro lado
perfectos, pero los desagradables han hecho que mi puñado de estrellas se
convierta en luces intermitentes que poco a poco parecieron extinguirse, sin
embargo ahora, justo ahora cuando el sol está en su punto más alto, por fin
entendí que me apoderé de un puñado de estrellas ajeno a mí, que nunca
perteneció a mi vida, sin embargo lo hice tan mío que dolió, dolió tan fuerte
que pareciera que la vida se me escapara y que por razones insignificantes me
hicieron llenar de lo que durante toda mi existencia he criticado, me
convirtieron en ese conjunto de dolencias con los que la mayoría de seres
conviven diariamente. Siempre consideré que esas dolencias no me componían y
esperaba que nunca estuvieran en mí.
Hoy espero que ese puñado de
estrellas me abandone y que por fin el real puñado de luces intermitentes sea
nuevamente una galaxia más resplandeciente que nunca, sé que en algún momento
perderé estrellas que consumirán mi galaxia, pero la llevarán a otro lugar,
abrirán más portales espaciales que sin duda cumplirán cualquier teoría o
suceso al cual yo este destinada, porque sí, creo en el destino y que cada
quien lo va moldeando o ahormando a medida que camina por ese sendero que forma
el puñado de estrellas.
No puedo competir o pensar que
soy el ser más sublime de éste mundo, ni tampoco, puedo imaginar que todos los
ojos que componen esta tierra tengan que estar a mi favor, a veces lo quiero,
pero realmente no es así, nunca he deseado ser un centro, ni quiero serlo,
nunca, prefiero seguir caminando por la realidad y creyendo que es mi trozo de
cielo, en el que una sensación muy autista siempre está presente. Esto sin duda
hace mi puñado de estrellas una quimera.
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