En la tarde
Existen personas de mucho colores, pero siempre he visto que hay personas cafés y no hablo por su color de piel, son cafés en su forma de ser y es fácil notarlas, no tengo una descripción acertada de como son, pero al verlas se ven cafés, yo pienso que soy como verde porque cuando niña siempre que cerraba mis ojos veía todo verde, mi interior lo era y quizás dicha coloración se reflejaba con la luz y a los ojos de alguien muy detallista yo era verde, como ese verde que adorna los Marcos de la ventanas, ese verde moco, ese verde que poco le gusta al resto. A veces me gustaría ser azul, quizás por el simple hecho que este es mi color favorito...
El salpicar de los pasos de la gente me mantiene a gusto, como que repaso el entorno con mis ojos y dedico mi tiempo a ver cosas muy simples y que siempre ignoramos, como que el viento traspasa tu cuerpo, pero en realidad no se siente tan mal como cuando uno va a la velocidad de este, en su mismo sentido, como que más de la mitad de la basura de la calle son esas colillas de humo en barra que muchas veces nos propicia y calma esa sed de tranquilidad que en varias ocasiones no conseguimos con el simple hecho de respirar, o que la gente es muy feliz mientras toma el sol, mientras toma tiempo para sí mismo, o que esperar a alguien se puede convertir en una de las mejores experiencias cuando te tomas el tiempo de revisar el entorno en el cual te encuentras, que entre uno más mire el cielo más azul se hace y que el verde de la naturaleza es más intenso de lo que parece, que respirar ahoga un poco, pero como este proceso es tan cotidiano no lo notamos y como que vivir es la catástrofe más bonita y la muerte es el regalo más triste...
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