Una vida vaciándose

Flaca, así me decía, así lo recordaba y me perdía entre sus pupilas cristalinas.
Recordé que era un compañero de esos que poco se ven, esos que te hacen sonreír verdaderamente.
Ha pasado tiempo y ya no se que es de tal personaje, ya no se que es pensar la vida, mi vida.
Quizás faltaba algo, faltaba ese golpe, esa sensación que mueve cada fibra que me compone, me faltaba sentirme viva.
He recorrido muchos días con la misma sensación, es más sin ninguna sensación, y en ese tiempo entendí que hay algo más fugaz que un instante de felicidad, entendí que los sentimientos más placenteros y deseados se componen de fugacidad, y no se logran explotar.
Entendí que una mañana sin recordar tus sueños es diferente a cuando sientes que tus sueños son tu realidad y luego, amanece.
También recordé que sí se mira a la luna por más de 10 segundos se dibuja una figura perfecta que refleja como me siento ese día.
No se que detonante fue el de hoy, no se que me produjo transcribir estas sensaciones a letras, pero si se que el sentirme viva se está agotando, se está perdiendo la pasión de explotar las sensaciones para luego regalarlas al lenguaje.
Se está perdiendo el recolectar mis memorias al igual que el sonreír espontáneamente.
Pero nuevamente recuerdo unos dientes, sus dientes y esos mordiscos que le daba al aire, pero al instante dejo de recordar-lo.
Proporcioné miles de instantes a sustituirlo por pensamientos que sí eran importantes, sin embargo no me arrepiento y le agradezco por ser ese choque que hacia falta para renovar o reconocer lo que era sentir, lo único que no le agradezco es que me haya propiciado un sentimiento de esos que son tan fugaces.
Y así es como parece ser todo últimamente, muy fugaz, tan fugaz que siento tener algo entre los dedos y al cerrarlos me doy cuenta que llevo tiempo sin haber tenido algo.


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