Esa mujer
Se fue navegando con un navío en
medio de la nada, y horas más tarde notó que el agua que creía tener bajo su
barco ya no estaba, y que a lo mejor nunca estuvo.
Decidió caminar, sobre tal suelo,
un suelo de sueño, de un sueño que ella llamaba vida, vida que jamás pudo
entregarle a alguien. Decepcionada de sus múltiples actos de poca razón siguió
caminando, con un paso fuerte y una mirada desviada al cielo. Pensaba en el
montón de tiempo que duro creyendo muchas porquerías, tiempo que de una u otra
forma no le aporto nada, pero ella después de todo terminaba extraviando esa
clase de pensamientos para no aceptar que se había equivocado o para no aceptar
que había perdido, se reconfortaba pensando en la poesía o elevándose con
pensamientos poco comunes, tan extraños que ni ella misma podía concluir.
Llegó lejos, mas lejos de lo que
ella creía, parecía haberse transportado a un lugar inigualable, donde la
soledad y la tranquilidad se tornaban protagonistas de tal ambiente, no dudo en
pensar nuevamente en tales sucesos o en ese sujeto que la hizo sentir que había
perdido una gran cantidad de tiempo, sentía un nudo en la garganta, unas ganas
de sacar de su cabeza cada instante y recuerdo que tenía de tal personaje o de
perder cada rastro de dolor que él pudo causarle, pero a pesar de esta clase de
sensaciones esta mujer no se arrepentía de lo que había sentido, pues esto la había
llevado a aprender muchas cosas, y de alguna manera convertirse en alguien más
fuerte.
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