SIMON


Te conocí y no lo recuerdo, solo sé que los dos vestíamos de rojo y que estábamos en un lugar donde los juegos ni los amigos sobraban, pero por alguna extraña razón fuiste el más duradero, el que me llevaba zapatitos de muñeca y me hacia sonreír. Crecimos mediante fuertes golpes de cabeza, que quizás estremecieron nuestras neuronas y nos hicieron grandes pensadores e interrogantes del mundo.
Nos sumergimos en una fantasía donde no sobraba el barro, los abrazos, las casitas de madera, los parques, las serpientes de colores, los vistazos a la terrorífica casa del pirata y las extensas caminatas que según tus pies y tu energía no parecían tan extensas. Usábamos overoles que no definían un color de base pues las manchas de pintura, tierra y polen hacían parecer que vestíamos arco íris.
Te esperaba mientras tú le dabas la vuelta al mundo, te ibas a un lugar que no conozco, un lugar que yo pensaba que estaría más cerca. Llegaste extraño, cambiado, más grande, ya no éramos los que jugábamos en el parque o en la casa de ese pirata invisible.
Empezaste a soñar en escala, construías tus sueños con fichitas de colores, en compañía de un nuevo amigo, seguías siendo el mayor creador de mis sonrisas, experimentamos y conocimos muchas cosas, mientras nos enfrentábamos lentamente a nuevos años, a separarnos de a poquitos y a darnos cuenta que ya no éramos los de tiempos atrás. Fuiste mi mejor amigo, amor de infancia y hoy eres como mi hermano.
Compartimos muchos momentos, miles de tardes juntos, de llanto, de heridas en mi frente, de tropezones con bicicletas, de paseos, pijamadas, peleas,  y muchos de esos en ese juego que tanto nos gusta jugar: Rayuela.
Años adelante, de miles de cosas vividas y tiempo viviendo menos cosas juntos, nos dimos cuenta que sin importar el compartir, siempre nos unirá ese lazo que durante casi toda nuestra vida nos junto y se fortaleció. Que siempre encontraremos ese apoyo que desde niños tenemos el uno con el otro.
Hoy, tú avanzas un poco más que yo, creces y mejoras como persona te enfrentas a una vida diferente, te despides un poquito y aunque nos seguiremos viendo quiero que sepas que tras una vida juntos, siempre te he querido mucho, realmente te hiciste como un hermano, como esas personas que siempre querrás tener en tu vida, de esas personas que no todos tienen pero que unos pocos afortunados podemos tener, sé que es trágico, pero desde ya empiezo a extrañarte, poquito, pero empiezo a extrañarte. Espero que eso de extrañarte no se haga costumbre o crezca mucho.
Gracias por aparecer en mi vida y cruzarte de una forma exclusiva y excepcional.

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