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Mostrando entradas de marzo, 2018

Domingo absurdo.

Ayer quise que el cigarrillo que fumaba existiera para siempre, hasta que llegaras y atravesaras mi entorno como humo que se disipa, se contorsiona, se estira. Ayer entre letras deliciosas y frases con sabor a noquieroparardeleer , sentía que podía ser eterna, que no necesitaba tiempo, que lo único que me impedía seguir como mortal era el hecho de esperarte, de mirar de reojo hacia la puerta y sentir que venías, de ver con el rabito del ojo para querer engañar a mi cabeza y decirle: no, no lo estoy pensando. Ayer, pensé que podía escribir de nuevo, porque nutrí mi mente con significados, con emociones y sensaciones ajenas, lo suficiente como para reconocerme en ellas aunque fueran completamente opuestas a mí. Y ahí existe un tipo de belleza que solo la entiende el que la vive, que es el reconocerse en el otro, el vivir de la imagen que reflejas en los opuestos, en las diferencias. Gracias al ayer logré entender que podían pasar muchas cosas de nuevo, que mi mente seguía...