Sin remitente
¡Qué bello es escribir cartas! Solo que ya no tengo a quién, quizás solo al tiempo, a ese que me ha condenado lentamente a mi auto dedicación; probablemente no es una condena, al contrario, es ese empujón necesario que debía tener mi vida hace tiempo, un empujón al que me he resistido casi un año, pero hoy al fin, ya permití que me llevara al vacío, y aquí me encuentro, cayendo, desde muy alto, desde la cima del todo hacia el inicio de la nada, donde no soy nadie, donde solo pasan brisas de nostalgia, de esas que te atrapan y te hunden en la más profunda tristeza que finalmente te permite renacer. Hay gente que no sale de allí, otra que no necesita entrar, yo creo que no soy ninguna de las dos, ya he conocido esos fríos penumbrosos que te erizan cada partícula, que te calan cada rinconcito de tu ser; y de eso he logrado grandes pensamientos, pero hoy, no son lo que pretendo. Dichos fríos son necesarios lo sé, pero en realidad me falta tristeza para seguir escribiendo sobre ellos. ...