El mundo de la esperanza

Congele el mar en mi bolsillo y se le pegaron moticas, despegue la mirada a la luna y en el recorrido entendí que él solo era pasajero para mi y yo para él. Sobre volé el cielo desde una acera, alcé mis manos pues mis uñas llevaban superhéroes, pero sin embargo no me eleve... Corrí de lado a lado, de esquina en esquina y muy pronto solo me senté, sujete mi cabello y conocí el cielo, sólo con mis ojos, saque el mar de mi bolsillo y no me explico como siguió congelado, siguió en forma de bolsillo, lo mande a volar como las estrellas y si se fue, como todo. Pensé en las maravillas que tienen sus ojos y en la forma en la que lo pienso, re descubrí que tengo una cuenta regresiva debajo de mi cabeza, que tengo otra detrás de mis ojos y que pronto no estaré aquí no seguiré esta vida. Pero entonces me mezcle con los colores del cielo y fui más allá de éste, pase el chocolate, otras capas y llegue a la nada y entendí que en la nada si hay algo, pero ese algo sólo tú lo creas, lo que creé allí e...

Y me iba a ir, me iba a ir en busca del fin de la luz, me iba para perderme en el punto medio de los extremos, me iba para olvidar su mirada para recopilar nubes, para fotografiar su aroma y guardarlo en mi memoria, me iba para despegar entre criaturas sin  rostro, para decir palabras imposibles y para hablarte con mis recuerdos... Me iba para darte a entender que lo hago solo para recibir cartas si te atreves a recordarme o para recibir soledad si te importaba poco mi ausencia. Me iba para huirle a la muerte como sí mi partida desgarrara el tiempo y así esta acción hiciera que dicho personaje olvidara mi nombre. Pasó el tiempo y recolecte las suficientes lágrimas, pero no la profunda tristeza, renació en mi el poder creerme infinita, pero también la actitud de ser ahora, de ser hoy. Perdí mi pasión, perdí la musa, perdí la tristeza y el placer que me producía, pero ahora entiendo que el verdadero placer es mi pasión que se camufla en tristeza para cumplir su función. Bus...